Su apóstol Simón vivió con resentimientos y odio en su corazón pero por seguir a Jesús cambió su vida.
Su apóstol Santiago tardó en aceptar a Jesús como auténtico pero se convirtió en el mejor predicador.
Su apóstol Andrés simpático, amable, corrió a avisar a su hermano la llegada de Jesús fue seguidor de Juan el Bautista.